David Deibis: "Hablo sobre cómo maquillar la actitud de cada mujer"

Han pasado ya cinco años desde que David Deibis llegó a España. Lejos quedan aquellos meses en los que tuvo que demostrar, de nuevo, que mientras maquilla, sus manos vuelan. Poco parecía importar aquel portfolio cargado de nombres de actrices como Salama Hayek o Nicole Kidman, sus anécdotas durante el rodaje de aquel fantástico anuncio de Chanel nº 5 o los encuentros, tal vez fortuitos, que lo llevaron a trabajar con los más grandes. Quizá fue culpa de Luigi Renato que, pese a estudiar Publicidad y Mercadeo en Venezuela, terminara trabajando en una agencia de modelos. O que se presentara a un casting de maquilladores que en ese momento organizaba Gianni Versace.

Una casa en Milán, vuelos por medio mundo y un tiroteo que terminó con la vida de Versace y con el trabajo de David para la firma. Pero en menos de veinticuatro horas Chanel lo fichaba para su equipo. Ocho años conociendo los rincones más insólitos hasta que una madrugada, en México, sintió que debía poner fin a aquel ritmo frenético. Así, con ayuda de su amigo el cantante Carlos Baute y su mujer, Astrid Klisans, que se han convertido en la musa de Deibis, se mudó a Madrid para empezar una nueva vida.

Has crecido mucho en estos cinco años que llevas en España.

Yo lo siento poco. Llevo más de veinte años de carrera y es difícil, cuando llegas a un país extranjero como extranjero, hacerte un nombre. Fue un gran sacrificio para mi ego profesional. Hice todas las Américas, trabajé en México, Miami, Venezuela, Los Ángeles… Y de pronto llegas a Madrid, dices tu nombre, y nadie sabe quién eres. Es cierto que les sorprendía mi portfolio, pero en este sentido la tecnología nos afecta un poco. Existe tanto Photoshop que la gente tira de la mentira. Preferí ir con la verdad de mis manos. Para mi primer trabajo tuve que hacer un casting como si fuera un novato. La verdad es que fue un golpe de humildad maravilloso.

Desde entonces no has dejado de moverte.

Creo en el trabajo, en el esfuerzo y el sacrificio, no creo en la suerte. Cuando un día me quedo en casa porque no tengo una sesión de fotos, una novia o una celebrity, estoy con el ordenador escribiendo mails a las firmas para las que trabajo: ghd, Yves Saint Lauren, Armani, y les propongo cosas.

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Trabajas con esas firmas pero creo que no estás casado con ninguna.

Tengo miedo al matrimonio cosmético. Quiero conservar mi libertad. En eso sí que soy zorro viejo. Estuve ocho años casado con Chanel, tres con Gianni Vesacce y en temporadas más cortas con otras marcas en Estados Unidos. Al no atarme a ninguna marca me di cuenta de que salía más rentable y tenía más libertad, dos cosas maravillosas unidas de la mano. Yo estaba allí para quien quisiera, con sus derechos y parámetros, sin serle infiel, con un respeto y fidelidad. Por ejemplo, trabajo con Armani e Yves Saint Laurent, dos marcas completamente distintas. Sin embargo pertenecen a la misma empresa, L’Oreal Luxe, al final quedan dentro de la misma casa. Cuando hago hombres lo hago con Biotherm Homme, que también es de L’Oreal Luxe. Tengo a una gran empresa madre con la que puedo trabajar diferentes marcas. En cabello sí que estoy casado con una sola marca, ghd. Apostó por mí y estoy muy cómodo con ellos. Además se encargan de una parte que me encanta, las celebrities.

Últimamente estás haciendo muchas editoriales de moda con hombres, ¿más sencillos o realmente complicados?

Trabajar hombre y mujer es totalmente distinto pero, al contrario de lo que creen muchas personas, maquillar a un hombre no es más fácil. Hay chicas que solo con dos toques están perfectas, mientras los chicos son más perfeccionistas. Piden que le tapes una cicatriz que tienen en la ceja, que les disimules un corte que se hicieron al afeitarse o una calentura. Además hay un tema técnico que hace que la piel del hombre sea más complicada para maquillar. Nosotros tenemos una piel más gruesa por lo que el maquillaje se nota mucho más que en la de una mujer.

David, en poco tiempo te has convertido en el maquillador de las celebrities, seguro que tienes cientos de anécdotas divertidas.

Tengo una historia con Carmen Lomana que me hizo mucha gracia. Llegamos para hacer una producción en el Hotel Ritz. Ella estaba en una habitación y cuando me acerqué a darle un beso dio un paso hacia atrás. Me pidió que la disculpara, pero tenía por costumbre no besar a nadie, le tiene miedo a los microbios y no le gusta nada que la toquen. La verdad es que no sabía muy bien cómo reaccionar, así que opté por una sonrisa elegante. Ella es encantadora, y de las pocas que he visto que no es un personaje creado, tiene clase. Me quedé pensando en lo que dijo y la entendí, le di la razón. Creo que tienes que respetar a cada uno como es. Todos los artistas tenemos algo de locos y yo creo que eso es una cosa que tenemos que aprender a manejar, simplemente. Trabajé en otra ocasión con ella y ya se deja besar.

La verdad es que te debe pasar cada cosa…

Tengo otra historia muy divertida con la Duquesa de Alba. Viajé con ella a Glasgow a una foto con el Príncipe Carlos. Recuerdo que eran varias las celebridades que se trasladaban para la foto. Estaba Isabel Preysler con sus hijas. Ese grupo era más parco, con las gafas en el aeropuerto. La Duquesa, sin embargo, estaba pendiente de lo que pasaba a su alrededor, y eso me encantó. La vi diciéndole a una chica que la llevaba mirando durante un buen rato que se acercara y se hiciera una foto con ella. Qué encantadora.

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Se abren mucho contigo las celebrities, ¿no?

Me gusta mucho relacionarme, me encanta conversar. Mi madre dice que cada uno tiene su angelito, yo objetivamente pienso que en mi caso es el carisma. Muchas veces estas mujeres a las que maquillo para un shooting me llaman a título personal. Se convierten en clientas y eso es algo muy gratificante. No sé si decir que voy ganando amigas, porque es una palabra grande, pero es cierto que se convierten en gente con la que tienes una cierta confianza, una relación más especial. Detrás de ellos no hay solo frivolidad, también unos seres humanos que te escuchan y se interesan por ti. Gente que quiere entrar en tu mundo personal.

Has dicho en algunas ocasiones que sientes fascinación por el mundo de las novias.

En el mundo de las novias soy un poco psicólogo, tengo que lidiar con sus emociones. El trabajo con una novia empieza en el momento en que ella va a elegir su vestido, el tocado… Además estás presente en uno de los momentos más importantes de su vida, con el estrés propio del día. Llevo 25 años haciendo novias todos los sábados, tengo mucha más experiencia que con las celebrities. El objetivo final a la hora de hacer una novia es que ella esté muy guapa, se sienta cómoda, que esté feliz… Y para lograr eso hay que estar atento a mil cosas. Es un trabajo muy agradecido porque cada sábado disfruto de una boda distinta y de las historias que rodean a todas estas mujeres.

Estéticamente supongo que te habrás encontrado con novias muy diferentes entre sí.

Cada novia es un mundo. He tenido sevillanas que se han casado con vestidos de lunares, el pelo lleno de flores, ojos ahumados y labios rojos, guapísimas, pero que no tienen nada que ver con las novias clásicas que quieren ir con el pelo liso, un toque de brillo en los labios y poco más. Hay tantas personalidades… y tengo que lograr reflejar cada una de ellas para que sean las más guapas ese día.

¿Cómo sueles trabajar con ellas?

Hago todas las novias bajo contrato, y nunca lo firmo sin que tengamos una o dos citas previas en las que las invito a un café. Conversamos, las escucho un poco. Tengo en mi cerebro una especie de escáner: veo el bolso, la manicura, lo que lleva puesto, cómo se comporta y me hago una idea de lo que va a querer. Ahora estoy poniendo la opción de que tengan dos looks el mismo día de su boda. Trabajo el cabello de tal forma que cuando se suelte el recogido y pase el cepillo y tenga unas ondas bonitas. Con eso y un labial más fuerte pasa de la novia de iglesia a la chica que va a divertirse en su fiesta.

Celebrities de lunes a viernes y los fines de semana novias, ¿algún otro proyecto?

Sigo con mi libro, Las mujeres de mi vida. Traía una parte escrita desde Venezuela. Historias con Salma Hayek, Nicole Kidman… que podrían ser interesantes para los lectores. Estando en España me di cuenta de que quería nutrirlo con todo lo que me ha pasado aquí. Ahora creo que ya tengo material suficiente. Lo que pasa es que con todo el trabajo que tengo, apenas dispongo de tiempo suficiente para terminarlo. Creo que las mujeres se van a divertir horrores con él, porque no es el típico libro de consejos de belleza, sino de los mitos de maquillaje y anécdotas con celebrities. Hablo sobre cómo maquillar la actitud de cada mujer.

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Fotografías de Lisa Ceinos

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